Consejo de Caín

Cuando por fin pudimos matar al ultimo de los “mortales” respire profundamente, me relaje por completo, ya todo había terminado. Vi junto a mí, a mi querido amigo de ojos grises y piel oscura, tenia sus labios manchados con la sangre que había bebido, su cuerpo se lleno de vida por el sabroso sabor de la sangre humana. El callejón de aquella calle londinense donde nos encontrábamos estaba en penumbras, por suerte nuestra, eran las seis de la mañana, aunque no había aclarado el alba. Éramos diez los vampiros sobrevivientes que nos encontrábamos ahí, sumidos en una felicidad asquerosa, Van se acerco a mí y me abrazo fuertemente, mi rostro quedo a la altura de su pecho, hizo un gesto muy dulce sacudiendo mi cabello con su mano derecha, aquella vez fue la primera y ultima que vi llorar a mi querido amigo. (estracto de "Consejo de Caín")